Resistir y ser la voz de los que no están representados debe ser la función de todos los actores sociales.
Fueron la primeras elecciones que viví fuera del país. Lo hice desde una orilla donde los migrantes estamos siendo víctimas de una política de miedo, donde se empieza a cuestionar hasta si es apropiado o no hablar nuestro lenguaje.
Los resultados de la jornada electoral en Colombia no son sorprendentes, fueron los resultados de un poder que se niega a querer ceder su posición de privilegio, sin embargo, hay un importante sector que confirmó que debe ser escuchado.
A esa parte de la sociedad, a los que no se les dedican más que breves en la prensa es a quienes les tenemos que abrir los micrófonos. A esa resistencia es a la que hoy tenemos que mostrar con responsabilidad.
El periodismo en Colombia demostró que sigue estando muy lejos de ser la voz de la sociedad, de ser el encargado de cuestionar el poder. Los migrantes, las mujeres, las personas Lgbti, los indígenas, los menos favorecidos deben ser los protagonistas de la información cuando las políticas discriminatorias se ponen sobre la mesa.
El poder sigue siendo el mismo pero la sociedad puede cambiar. No hemos sabido llevar el mensaje, no hemos aprendido a crear memoria. Tenemos una realidad que nos demuestra que hemos fallado.
Desde el borde, desde los terrenos, desde las fronteras, desde las casas debemos estar del lado de la gente a la que a diario se les violan sus derechos. En Colombia y en el mundo estamos del lado de la resistencia.