Ofrezcamos un país sin odio

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Por: Camilo Rodríguez 

Hace un tiempo tuve la oportunidad de vivir fuera del país. En el transcurrir de esa aventura me hice amigo de Samuel, un arquitecto venezolano. Ambos estábamos viviendo el día a día de un inmigrante en Estados Unidos, la única diferencia entre ambos es que para mí volver a Colombia era una opción, para Samuel regresar a Venezuela estaba totalmente descartado.

Regresé a Colombia y empecé a notar el incremento de personas venezolanas en el país. Nuestro territorio se ha convertido en refugio para aquellos que buscan un escape a la crisis. Según cifras oficiales en los últimos cuatro años alrededor de 1.046.70 venezolanos han ingresado a Colombia.

Por la buena amistad que hice con Samuel, entendía muy bien la situación de todos los venezolanos que han tenido que abandonar su hogar, su familia y sus proyectos por una situación polìtica que no produce más que indignación, sin embargo, empecé a notar cómo ese sentimiento de solidaridad que debería ser tan natural en estas circunstancias no lo tenían muchos de mis compatriotas.

Es evidente la intolerancia y el odio que muchos colombianos emiten cuando se refieren a los venezolanos. He tenido que oír cosas como “nos vinieron a quitar los trabajos” o “esas (refiriéndose a las mujeres), cobran más barato y están más buenas”. Esto no solo demuestra una clara decadencia cultural sino nuestra tradicional falta de memoria.

En los años 80´s y 90´s, según documenta un informe de la Organización Internacional para las Migraciones realizado en 2010, uno de los primeros destinos elegidos por los colombianos para mejorar la difícil situación económica que vivían en el país era Venezuela, que en ese momento prestó todas las condiciones para que muchos colombianos pudieran trabajar allí. También se pasa por alto que, por lo anterior,  muchas de las familias que están ingresando están conformadas por colombianos.

Otro dato adicional es que somos uno de los país con mayor cantidad de migrantes de Suramérica, según el Ministerio de Relaciones Exteriores se  estima que 4,7 millones de colombianos reside actualmente en el exterior. Un 10% de la población total.

Colombia vive un momento de cambios significativos en donde todos estamos llamados  a construir paz, parte de ese proceso es entender que como país debemos abrirnos al mundo, ponernos  por un momento en los zapatos del migrante, entender que para nadie es fácil dejar el lugar donde creció y enfrentarse a los retos que trae un nuevo comienzo. 

Que el odio quede atrás, que nos veamos como iguales en un mundo de diferencias. Por lo menos ofrezcamos un espacio que sea coherente con lo que supuestamente somos: un país de gente amable. 

 

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